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La lectura es el viaje de todos aquellos que no pueden tomar el tren. Francis de Croisset




¡FELIZ AÑO COCTELEROS!

viernes, 31 de diciembre de 2010

¡Hola cocteleros! Hoy es una de las noches más mágicas del año. Esta noche muchos iréis a la casa de unos familiares o amigos a cenar y comeréis las 12 uvas junto a ellos, brindando con cava el comienzo del nuevo año. Luego, muchos jóvenes saldrán de fiesta por la ciudad las cuales se han vestido de fiesta para que podamos pasar esta noche entre risas y buena compañía.

Por otra parte, quiero daros las gracias a todos los que me seguís, a los que me leéis, a los que solo os pasáis a ver que hay de nuevo...a todos vosotros. Porque durante los 6 meses que el blog lleva activo, aunque en septiembre hizo un año que lo cree pero estaba en stanby, he aprendido mucho y he podido compartir mi gusto por la lectura con gente como vosotros que también le gusta. Ha sido genial compartir estos meses con vosotros. ¡Muchas gracias!^^

¡FELIZ AÑO 2011!


Año Nuevo es la fiesta que celebra el inicio de un nuevo año.
La fecha en que se realiza esta celebración depende del tipo de calendario utilizado, y la más común es la del 1 de enero, del calendario gregoriano, que fue instaurado por el papa Gregorio XIII en 1582, y se utiliza en la mayoría de los países del mundo.
En algunos lugares, el comienzo del año se festeja con la tradición de las 12 uvas: en el sitio que ocupa cada comensal se coloca previamente un pequeño frutero con 12 uvas y, de acuerdo con el ritual, se debe comer una uva por cada una de las 12 campanadas del reloj. El significado de este ritual se relaciona con las aspiraciones y anhelos de cada participante y con el deseo expreso de que se conviertan en realidad. A continuación, se sigue con costumbres más habituales: comienzan los brindis, se exponen los buenos propósitos de alcanzar alguna meta específica hasta que, entonces sí, se disfruta de la cena de fin de año. Aflora así la añoranza de un año que termina y la esperanza de alcanzar mayor éxito durante el año que comienza.

Aquí os dejo algunas de las tradiciones que traen buena suerte, o eso dicen...
Barcelona al amanecer
Aquí en barcelona para empezar el año nuevo con buen pie es tradición acudir a las playas de Barcelona, sentarse en la arena y ver el amanecer mientras se come chocolate con churros.

Las tradicionales 12 uvas

En España es costumbre tomarse las uvas de la suerte, una por cada una de las últimas doce campanadas que dan paso al año nuevo. Se pide un deseo por cada uva

EL rojo

El rojo trae prosperidad, dicen, por lo que es habitual que en España e Italia se utilice ropa interior de este color, o algún otro complemento, para atraer la suerte.

Lanzar objetos al mar

En Brasil es costumbre ir a la playa y tirar flores al mar pidiendo un deseo. Las sacerdotizas, colocan barquitos con velas, regalos y flores, si el mar se los lleva es símbolo de buen presagio para el año que viene.

Anillo en el cava

Para atraer dinero en el año que comienza, se supone que se consigue introduciendo en la copa de cava un anillo, preferiblemente de oro, brindar y beber con él dentro.

Lista de deseos

Antes de la última cena del año, si se escriben tres deseos para el próximo, se guarda el papel pegado al cuerpo mientras se cena y, al terminar, se quema, se supone que dichos deseos se cumplirán.

¿Qué hacéis vosotros para que entre la suerte en vuestra casa?



CRÓNICAS VAMPÍRICAS

jueves, 30 de diciembre de 2010

El que me gustara esta serie me vino gracias a mi hermana. Una amiga suya le comentó que estaba viendola y se la recomendo. Mi hermana lo comentó en casa y me pareció una gran idea porque había oído buenas críticas sobre la saga literaria, además, tenía ganas de leerla. Y, aunque no la estoy leyendo, la estoy viendo por la televisión y...¡me encanta! Tiene mucho gancho, aunque la verdad es que me gustaría leerme los libros, los espero con ansias.
Así que como me esta gustando mucho, os dejo aquí la sinopsis de los libros, pero ATENCIÓN hay un alto contenido de spoliers, yo no he terminado de ver la serie, pero leí por accidente una de las sinopsis cuando navegaba por los blogs, así que ahora...¡tengo más ganas de continuar viendo esta serie!*o*


Reparto:

Elena Gilbert : Nina Dobrev
Stefan Salvatore: Paul Wesley
Damon Salvatore: Ian Somerhalder



Sinopsis:

Stefan Salvatore, el nuevo alumno de Fell's Church, arrastra con él un misterioso pasado y también a alguien que sólo desea venganza, su hermano Damon: su odio excede las barreras del tiempo... Ahora tratan de reproducir un mortífero triángulo amoroso que tiene en su centro a Elena, la chica más popular del instituto.


Sinopsis:

Stefan Salvatore, el principal sospechoso del asesinato del profesor de historia, ha desaparecido. Para probar su inocencia, Elena debe encontrarle, pero antes debe descubrir quién se ha apoderado de su diario.


Sinopsis:

Elena se ha transformado en lo que más temía y, tal vez, deseaba... Stefan Salvatore no puede creer que la muchacha haya escogido a su hermano Damon, y planea enfrentarse a él en una batalla final. Sin embargo, los hermanos Salvatore deberán dejar sus disputas aparte y unirse para luchar con un desconocido y salvaje enemigo... el verdadero asesino de Elena.


Sinopsis:

Bonnie, la gran amiga de Elena, empieza a verla en sueños, y ésta le transmite un mensaje aterrador: una nueva amenaza se cierne sobre la ciudad. Sólo Stefan puede ayudar a los amigos de Elena a combatir el Mal, pero no regresará solo a Fell's Church: su hermano Damon le seguirá. ¿Serán ambos capaces de olvidar su enemistad para vencer a este poderoso adversario?


Sinopsis:

Cuando Elena se sacrifica para salvar a los dos hermanos vampiros que la aman (el bello y melancólico Stefan y el inquietante y peligroso Damon), sella su destino con el más allá; pero una poderosa fuerza sobrenatural la hace regresar. Sin embargo, un poder oscuro se adentra en el pueblo y Damon, de instinto cazador, se convierte ahora en presa de una criatura malévola capaz de poseerle y cuyo objetivo es matar a Elena.

Sinopsis:

Sexta entrega de este escalofriante triángulo amoroso que ha atrapado a miles de lectoras en todo el mundo. Stefan ha sido capturado y encerrado por unos espíritus demoníacos. Para Elena, la única manera de encontrarle es aliarse con el bello pero mortífero Damon. Elena está dispuesta a todo para salvar a su amado, pero ¿será éste finalmente Stefan o... Damon?

Autora:

Lisa Jane Smith, cuyas obras son una combinación de género de horror, ciencia ficción, fantasía y romance, obtuvo el reconocimiento del público con la serie Crónicas vampíricas, que ha sido adaptada a la pequeña pantalla.
Publicada en los años 90 y convertida en referente de la literatura juvenil de terror, la serie retoma el clásico tema de la lucha entre luz y sombra, de sus adorados C. S. Lewis y J. R. R. Tolkien. Y es que, según palabras de la autora, «quería escribir libros como los de ellos, donde el Bien se enfrenta al Mal y gana. Quería transmitir a los jóvenes que no deben renunciar a la esperanza».



Meme, lo mejor del 2010

martes, 28 de diciembre de 2010

Por la red hay muchos meme's y yo tengo que agradecer a Tatyana de la estrella de mi camino por nominarme para llevar acabo uno^^
A continuación van mis respuestas:

1-¿Cuál fue el mejor libro que leíste este año 2010?
Los juegos del hambre de Suzanne Collins

2-¿Cuál fue la mejor trilogía o serie o saga que leíste este año 2010?
La saga de los Cazadores Oscuros de Sherrilyn Kenyon

3-¿Cuál fue el personaje del que te enamoraste al leerlo este año 2010?A Vane de El juego de la noche

4-De todos los libros que te leíste este año, ¿cuál te pareció el mejor autor/escritor y por qué?
No sé si es la mejor o que, y la verdad no sé si sería justa porque me han gustado varios autores, pero una autora que leí hace poco y me gusto esa voz tan refrescante fue: Rachel Hawthorne

5-¿Pareja protagonista o secundaria que te encantó al leerla este año?A Vane y Bride sin dudarlo, me encanta esta pareja!:D

6-La mejor película basada en un libro que hayas visto este año y ¿De qué libro es?La última película de Harry Potter basada en el libro de Harry Potter y las reliquias de la muerte. La verdad es que me gustaron los efectos y las partes más románticas.

7-¡10 libros que te encantaron, amastes y recomendarías, que leiste este año?

1- El juego de la noche de Sherrilyn Kenyon
2- Luz de Luna de Rachel Hawthorne
3- Un féretro en el tocador de señoras de Regina Roman
4- El Juego de Claudia de Laura S.B
5- Querido Nadie de Berlie Doherty
6- Ciudad de Huesos de Cassandra Clare
7- Hush, hush de Becca Fitzpatrick
8- Los juegos del hambre de Suzanne Collins
9- Fuego de Suzanne Collins
10- Sinsajo de Suzanne Collins

8- ¿El o los libros que te sorprendieron este año, que no esperabas mucho de ellos pero resultaron buenos?
Tengo que sincerarme conmigo misma, en un principio, no me esperaba nada de Sinsajo, le tenía muchas ganas, pero el principio se me hizo pesado y pensé que después de dos libros, el tercero no valdría la pena, pero seguí leyendo, y aunque el principio no me pareció una maravilla luego fue increíble, me gusto muchísimo. Hubo ternura, amor, tristeza, aventura, secretos...y el final fue adorable. Por otro lado, me paso algo parecido con Ciudad de Huesos, a mi parecer empezó algo flojo, pero cuando lo termine...¡madre mía! tenía y tengo ganas de más

9- ¿El peor libro que has leído este año y que no recomendarías a nadie?Un libro que me desagrada a más no poder pero que es obligatorio para todos los catalanes que se presenten a la selectividad es: La Bogeria de Narcís Oller. Un libro aburrido no, lo siguiente.

10- ¿Cuál fue tu mejor momento de lectura este año?El mejor momento de lectura, aunque sea en una escena triste, fue cuando en La cara oscura de la Luna, Nick recrimina que no se salvara a su madre del Huracan Katrina que arraso la Ciudad de Nueva Orleans hace un par de años. Lo pase muy mal, sentí la agonía del joven y no pude evitar llorar. Fue un momento muy emotivo.

Blogs a los que nomino:

Gnomish
Ana
Alejandro_y96
Savannah y Rose
La portadora de sueños
Beth
Mina
María
Yael
sRy


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¡EXTRA, EXTRA! Stephen King se estrena en el cómic

lunes, 27 de diciembre de 2010

Habéis leído bien, Stephen King se estrena en el mundo del cómic, pero sin olvidar la esencia del terror que caracteriza todas sus novelas. A continuación os dejo un par de noticias sobre este cambio tan bien recibido.


Stephen King se estrena en el cómic
Sale a la venta en EE UU la historieta del primer vampiro americano firmada por el maestro del horror.

Una nueva raza de vampiros irrumpe en Estados Unidos. Una especie nacida a miles de kilómetros de Transilvania y que poco tiene que ver con la versión glamurosa de la afortunada serie True Blood o de la saga de Crepúsculo. Sale hoy a la venta American Vampire, el nuevo cómic de la editorial Vertigo firmado por Stephen King que se estrena como autor de historietas. Si todavía había un hueco por colmar en el espacio tan abarrotado del mundo de los no muertos, el rey del horror llega para refundar la tradición norteamericana de los chupasangres.

Porque el vampiro de King intenta salirse de los tópicos. No actúa de noche ya que coge fuerza de la luz del sol y tiene colmillos de serpiente cascabel. Su origen no se encuentra en una oscura y frondosa selva: el vampiro Skinner Sweet es un cowboy sociópata y forajido en las calles polvorosas del antiguo oeste. Ahí empieza la historia, ideada por Scott Snyder, coautor del cómic, del primer no muerto de EE UU a la que se dedica mitad de cada una de las primeras entregas. La otra la protagoniza Pearl Jones, una joven actriz en los años de la Gran Depresión, cuyo sueño de alcanzar el éxito en Hollywood se estrella en una fiesta donde pierde su vida para reencontrarla bajo otro semblante. A partir de ahí los dos cuentos se entrelazan para atravesar todas las décadas de la historia reciente de Estados Unidos.

"Nuestro vampiro atravesará la historia del país y sus sombras", dice Snyder en conversación telefónica desde Nueva York. El escritor, de 32 años, cuenta cómo nació casi por casualidad la colaboración de King al proyecto. "Empecé a trabajar en esto hace tres años. Era la época, y lo sigue siendo [se ríe], en que salían muchos libros y muchas películas de vampiros. Pero los que se retrataban no tenían nada que ver con las imágenes de terror con la que yo había crecido. Así que me propuse hacer algo distinto". King, que había escrito una crítica sobre la colección de cuentos que Snyder acababa de publicar, Voodoo Heart, leyó el proyecto. "Al principio tenía que escribir solo el guión de la primera entrega. Acabó escribiendo cinco", dice con un ápicede orgullo Snyder quien explica por qué American Vampire no sigue las tendencias de los últimos años. "Sweet es realmente un chico malo, salvaje, monstruoso, pero que actúa de día, a la luz del sol, contra otros vampiros de la sociedad que operan en la oscuridad...". "Es un animal indomesticado", según lo definió el mismo King en una reciente entrevista a la web The Daily Beast.

No extraña que la ambientación elegida para fijar el origen de su "nacimiento" sea el antiguo oeste. "Para retratar a Sweet y al decorado, en color, me he inspirado a las películas de Sergio Leone", asegura Rafael Albuquerque, de 29 años, el dibujante del cómic."Para la parte de Pearl, en blanco y negro, he utilizado además de mucha documentación en internet y del material que me pasaba Snyder, las imágenes del cine mudo de los años veinte". Desde Porto Alegre (Brasil) donde vive, cuenta cómo hace ocho meses reaccionó cuando le llegó un correo electrónico con la propuesta de colaborar en el proyecto: "No había leído ningún libro suyo, pero cuando me llegó el correo desde la editorial y ponía que colaboraba King me pareció grandioso". Aunque al maestro del terror - que ya había visto alguna novela convertirse en cómic pero nunca antes de ahora había escrito un guión original para este medio - tuvieron que explicarle que las nubes de los pensamientos que él leía en las historietas de los superhéroes de antaño ya no se usan.


'American Vampire', el debut de Stephen King en el cómic

"Los vampiros no deberían ser pálidos detectives que beben bloody Marys y que sólo trabajan de noche; melancólicos caballeros sureños o chicas adolescentes anoréxicas. Deberían ser ASESINOS. Asesinos inmutables que nunca tienen bastante de esa sabrosa sangre grupo A". Así describe Stephen King a los vampiros en la introducción de American Vampire (Planeta DeAgostini), su debut en el cómic.

Parece increíble pero un escritor tan prolífico como King nunca había escrito un tebeo. Eso sí, muchas de sus obras se habían adaptado al cómic, como la reciente saga de La torre oscura (Panini), que es una especie de fantasía heróica protagonizada por vaqueros.

Y entre los numerosos guiones que ha escrito para cine y televisión figura el de Creepshow (George Romero, 1982), que era una adaptación de las historias de le mítica revista de cómcs Creepy (Planeta DeAgostini) (Y en la que el propio King hacía un papel). Pero como decimos, este es su debut como guionista de cómics.

"Scot Snyder, el guionista de American Vampire, me comentó que quería narrar el desarrollo de Ámerica a través de los ojos inmortales de un nuevo tipo de vampiro, uno que podía caminar bajo el sol", asegura King.

La idea no es nueva, el Drácula, de Bram Stocker ya caminaba bajo el sol. Pero esa mezcla de terror e historia convierten a este American Vampire en un cómic terrorifico, muy entretenido y lleno de posibilidades.

Un equipo de lujo
Aunque para ser sinceros, King no es el creador de esta serie, sino que se dedica a contarnos el origen del vampiro (cuando es mordido por vampiros llegados de Europa, en la época de los vaqueros, convirténdose en el primer vampiro americano).

King nos cuenta el origen del personaje en esa época del Oeste mientras que el guionista y creador del personaje, Scott Snyder, narra las aventuras del vampiro que transcurren en los turbulentos años 20, enfrentado a esos mismos vampiros europeos. Una original forma de ver transcurrir la historia a través de estos seres inmortales y cómo se adaptan a los cambios para sobrevivir en las sombras.

Ese es uno de los grandes aciertos de este cómic, alternar dos épocas históricas tan fascinantes como la del salvaje oeste, más salvaje todavía al estar habitado por vampiros, y la de los años 20 en Hollywood, cuando la meca del cine era una nueva Babilonia en la que se celebraban las fiestas más salvajes y en la que las jovencitas caían en brazos de esos auténticos vampiros que eran los magnates de Hollywood.

Completa este equipo el fabuloso dibujante Rafael Alburquerque, cuyos vampiros son casi más animales que humanos, dan un miedo terrible. Con unos dientes gigantescos y unas garras inhumanas.Y demuestra su dominio de los distintos escenarios en los que transcurre la historia, desde el desierto más vacio y deshumanizado hasta las elegantes fiestas de hollywood, en las que el peligro acecha tras cada puerta.

Tengo que hablar del impresionante Rafael Alburquerque, asegura King, que fue quien trajo a una vida terrible y vibrante nuestras palabras y descripciones. Nunca se lo agradeceré lo bastante. Al ser incapaz de dibujar la "o" co n un canuto, estoy en deuda con él. Ver esas viñetas pasar de escuetos bocetos a dibujos detallados ha sido la mayor recompensa que he tenido en mi vida creativa en mucho tiempo"

Un cómic con el que han devuelto el encanto primitivo y la capacidad de asustarnos, a los vampiros, que últimamente se habían vuelto unos pijos insustanciales que daban más aburrimiento que miedo.

"El protagonista, Skinner Sweet, sí que sabe Chupar... y tío, eso mola de verdad", asegura King.


¡FELIZ NAVIDAD A TODOS!

viernes, 24 de diciembre de 2010

Desde mi humilde blog os quiero desear una Feliz Navidad. Espero que paséis una noche buena muy especial, rodeados de todos vuestros seres queridos y que al día siguiente, Navidad, también lo hagáis y tengáis siempre una sonrisa en el rostro. Porque estos días son para disfrutar y dejar atrás las preocupaciones. Así que sin más...


A continuación os dejo una canción navideña que me gusta mucho desde que era muy pequeñita, espero que os guste a vosotros también.


¡FELICES FIESTAS!


Noticia que todos sabemos y esperamos

Cazadores de Sombras: City of fallen angels
La novela continúa las aventuras vividas en Ciudad de cristal y verá la luz el próximo 5 de Abril de 2011 en Estados Unidos (aún sin fecha exacta de publicación en España).


Cuidado, ¡spoliers!
"Amor, sangre, traición y venganza - los riesgos son mayores que nunca en la Ciudad de los Ángeles Caídos. Simon Lewis está teniendo algunos problemas para adaptarse a su nueva vida como un vampiro, especialmente ahora que se le hace dificil ver a su mejor amiga Clary, quien se encuentra sumergida en su formacion para ser una cazadora de sombras y pasando tiempo con su nuevo novio Jace. Sin mencionar que simon no sabe como manejar la presion que implica tener a dos chicas queriendo salir con el a la vez . ¿Qué debe hacer un vampiro que ama la luz? Simon decide que necesita un descanso y sale de la ciudad,sólo para descubrir que los siniestros acontecimientos le siguen. Dándose cuenta de que la guerra que penso ganada aun no ha terminado, Simon tiene que buscar a sus amigos los cazadores de sombras para salvar el día, si pueden poner sus propias relaciones afiladas a un lado por el tiempo suficiente para superar el reto. "


Este libro estará narrado desde el punto de visto de Simon.
Aquí esta el link para que podaís leer un poquito sobre este libro (inglés)

A continuación os dejo con...
Las primeras páginas leídas por la misma Cassandra Clare.


Un regalito Navi-bloguero ¡GRACIAS!

martes, 21 de diciembre de 2010

Angy de wwwangysspot.blogspot.com me ha concedido un regalito de Navidad que me ha hecho mucha ilusión. Recuerdo que en unos pocos dias sera Noche Buena y comenzaran los dias de frenesí llendo a casa de los familiares, comilonas, regalos, viajes...Pero lo más importante es que pasemos las Navidades con las personas que queremos y que nos quieren. Yo voy a pasar las Navidades rodeada de mi família y amigos y, en enero, estare en Madrid con la família disfrutando del ambiente navideño de la capital. ¿Y vosotros como vaís a pasar la Navidad?


Este es mi regalo de Navidad para todos vosotros, ya sé que aún no es Navidad, pero quería, cuanto antes, que disfrutaraís tanto de esta lectura como yo lo he hecho. ¡FELICES FIESTAS!



EL CAMINO HACIA LA FELICIDAD

D. Jorge Bucay
Psiquiatra

Bilbao, 7 de febrero de 2005

Todos sabemos algo –al menos lo necesario para vivir– sobre el tema de la felicidad. Por lo tanto, algunas de las cosas que voy a decir sonarán a repetidas o consabidas, si bien trataré de ponerlas en un orden nuevo, cambiando la manera de decirlo. La vieja discusión del mundo de la filosofía y de la psicología sobre qué significa la felicidad en la vida cotidiana se ha llegado a plantear en términos de si existe o no la felicidad, si ésta resulta tan sólo algo transitorio o si de verdad se puede ser feliz. La discusión, como siempre, no sólo pasa por la cuestión filosófica en sí, sino que además tiene mucho que ver con la pregunta de a qué llamemos "felicidad". Dependiendo de ello, la felicidad se volverá algo imposible, algo transitorio o algo capaz de ser alcanzado. Por eso, si bien está muy lejos de resultar definitiva y no deja de ser una de tantas otras, expondré a continuación mi pequeña y privada definición de felicidad. Todo lo que más abajo afirme estará en relación con ella.

Tomando los dos extremos, hay gente que cree que la felicidad es homologable a estar contento, a estar alegre, haciendo de la felicidad el uso que le corresponde como palabra cotidiana. Así, decimos: "¡Hoy estoy tan feliz!" y ¡"Hoy estoy tan poco feliz!". Otros nos cuentan: "He tenido un fin de semana muy feliz". O recuerdan: "Tuve una infancia muy feliz". Hablamos de felicidad como si fuera sinónimo de estar contento o alegre, una expresión equivalente a "estar riéndose". Ahora bien, nadie puede sostener la idea de que uno pueda estar riéndose todo el tiempo (24 horas al día, 365 días al año y 70 u 80 años). Eso es imposible de conseguir. Por tanto, si ésta es nuestra idea de la felicidad, y como sólo tendremos algunos momentos alegres, sostendremos con todo el derecho que únicamente hay "momentos felices" y que hay que tratar de vivir muchos de ellos, pero que, lamentablemente, son sólo algunos "momentitos" y que no se puede ser feliz.

Sin embargo, si pensamos en la felicidad como algo diferente, como un estado interior, no como algo relacionado con una alegría que proviene de fuera, sino como algo que pasa "de la piel hacia dentro" (un proceso interno), podríamos entender que quizá sea algo más duradero, que acaso ser feliz no sea un evento casual y transitorio que depende de lo bien que vayan las cosas. Pensada así, la felicidad podría empezar a ser algo relacionado con la tranquilidad interior, con la paz espiritual, una sensación interna de serenidad, de tranquilidad y de certeza que me llene y me inunde de una agradable satisfacción con respecto a la vida. Definida así, en definitiva, la felicidad puede ser algo más permanente y que dure más tiempo; o puede ser algo que nos invada de una vez y para siempre.

Me gustaría diferenciar dos conceptos que ayudan a darse cuenta de lo que quiero decir. Cuando la alegría se relaciona con un hecho que proviene de fuera de nuestra vida, en general está relacionada con conseguir algo, con llegar a algún lugar, con alcanzar una meta, sea ésta el amor de la persona amada, una fortuna económica, un puesto determinado, el reconocimiento de los otros, etc. Sea cual sea nuestra meta, conseguirla nos alegra. Pues bien, mucha gente identifica lo anterior con la felicidad, y haciéndolo tiende a pensar que, si quiere ser feliz, tiene que alcanzar metas, cumplir con ellas.

Sin embargo, imaginemos un señor que sale a navegar en su barco. Está en el puerto de Buenos Aires, embarca en su velero, iza las velas, leva anclas y se hace a la mar. En un momento determinado se desata una tormenta de viento, lluvia y remolinos tan furiosa y oscura, tan terrible y feroz, que el velero es virtualmente alzado en el aire y llevado mar adentro. De repente, el hombre se da cuenta de que ha perdido el control sobre su barco y que la nave se está alejando inquietantemente de la costa; como el marino no tiene instrumental, desconoce el lugar adonde se dirige, ni qué demonios va a suceder. Teme por su vida, se sujeta al palo mayor del mástil. Cuando la tormenta empieza a calmarse, a pesar de que el cielo no se despeja, se da cuenta de que mira para todos los lados y lo único que ve es agua. La costa ha desaparecido. Reconoce que está perdido porque la tormenta lo ha dejado a la deriva. El barco está sano, la vela está entera, el motor del barco funciona, pero él no tiene ni idea de adónde lo ha llevado la tormenta.

Entonces, quizá arrebatado por la falsa fe que a veces nos rapta en momentos desesperados, el hombre se hinca de rodillas y empieza a rezar. No reza porque sea religioso, sino por su desesperación. Se acuerda de su fe y entonces reza: "¡Dios mío! ¡Dios mío! ¡Estoy perdido! ¡Dios mío, ayúdame, no sé dónde estoy!". Y de repente, el cielo se abre y un rayo de sol desciende sobre el velero y se escucha una voz que dice: "¿Qué sucede?". El hombre está sorprendido, está frente a un milagro que le está pasando precisamente a él; imaginario o no, lo que está viendo es un milagro. Entonces contesta compungido: "Estoy perdido. La tormenta me llevó mar adentro. Ahora no sé dónde estoy". Entonces la voz le dice: "Estás a 28 grados de longitud sur y 35 grados de latitud oeste". "¡Gracias, Dios mío!", contesta nuestro hombre.

El cielo se cierra. El marino mira para todos lados y exclama de nuevo: "¡Estoy perdido! ¡Estoy perdido! ¡Estoy perdido!". Y se vuelve a abrir el cielo: "¿Qué pasa ahora?". "Me acabo de dar cuenta de que, para no estar perdido, no me sirve de nada saber dónde estoy. Lo que yo necesito saber es adónde voy". Entonces la voz responde: "A Buenos Aires". "No, no, no, pero es que yo no sé dónde está el lugar adonde yo voy", responde el hombre. La voz precisa: "Buenos Aires está a 35 grados longitud sur". "No, no. Dios mío, estoy perdido, estoy perdido", continúa lamentándose el hombre. La voz, un tanto harta ya, pregunta de nuevo: "¿Qué pasa?".

"Para dejar de estar perdido, lo que yo necesito saber es el camino que va desde donde estoy hasta donde voy", responde el náufrago. "¡Uf!", resopla la voz. Entonces sucede un milagro más en este cuento. Cae sobre el bote un pergamino enrollado con una cinta color fucsia. El hombre lo extiende y comprueba que contiene en su interior un mapa. Arriba y la izquierda hay una lucecita roja que se prende y se apaga, y dice: "Usted está aquí". Abajo a la derecha hay un punto marrón que dice: "Buenos Aires". Y entre medio se puede ver un camino marcado de verde fosforescente que dice: "Remolino. Viento fuerte. Vado", para indicarle el camino. Él agradece el milagro, levanta el ancla, extiende la vela, coloca el mapa delante de su timón, enciende el motor para arrancar, mira para todos lados, consulta el mapa y vuelve a exclamar: "¡Estoy perdido! ¡Estoy perdido! ¡Estoy perdido!".

Así termina esta historia. Esas últimas palabras del hombre ("¡Estoy perdido! ¡Estoy perdido! ¡Estoy perdido!") nos quieren decir que, aunque uno sepa dónde está y pretenda saber dónde va, aun cuando sepa cuál es el camino que va desde donde está hasta donde va, si no conoce la dirección y no sabe el "hacia dónde", está perdido de todas maneras. Saber cuál es tu meta no te libra de que no estés perdido. Hace falta saber el rumbo para no estarlo.

La felicidad tiene que ver con conocer ese rumbo. No se relaciona con llegar a ningún lugar, sino con ir en una dirección adecuada. La felicidad no se refiere a la alegría vanidosa que da haber conseguido –o ser capaz de conseguir– lo que otros no consiguieron. Esto no hace feliz a la gente. Es mentira que la felicidad tenga que ver con estos logros tan tontos que hacen que, una vez que se consiguen, necesites buscarte uno nuevo porque ése ya no te sirve de ninguna alegría. La felicidad es como la mente clara que te dirige en una dirección; si tú vas en dirección al este, en dirección a ese punto, en ese rumbo, puedes ir infinitamente; y saber que estás en esa dirección (más allá de adónde llegues) puede inspirarte esa serenidad que te hará saber que estás en el camino correcto.

Si uno quiere saber cómo se encuentra ese rumbo, la pregunta que debe hacerse es muy sencilla: ¿para qué vivo? ¿Qué sentido tiene vivir? Si uno no define qué sentido tiene su vida, podría suceder que llegara a la conclusión de que su vida carece de sentido alguno, lo que resultaría complicado si quiere ser feliz. Asimismo, si la respuesta que me doy es algo "solamente conseguible", una meta alcanzable –como, por ejemplo, ganar 10.000 euros al mes–, el día que lo consiga... ¿qué voy hacer? ¿Suicidarme? ¿Dejar de ser feliz? ¿Perder el rumbo? Esa persona se perderá otra vez.

Imaginemos, por ejemplo, que lo que diera sentido a mi vida fuera construir tantos hospitales como resultaran precisos para que nadie sufriera una enfermedad nunca más ni necesitara ser asistido. La verdad es que no se trata de una meta que alguien pueda conseguir en su vida, pero ir en esa dirección puede dar al que lo desea la conciencia de que está en el camino cierto. Y tampoco hace falta ser tan altruista. Así, puede que haya un cantante de rock que lo único que quiere es ser el más famoso de los cantantes de rock en todo el mundo y que no haya un lugar en el mundo donde no se escuche su música. Mientras él conduzca en esa dirección, puede ser que se sienta feliz haciendo aquello que para él es importante –y que, no lo olvidemos, es su rumbo, no su meta de llegada–.

Es decir, no importa que estemos de acuerdo con tal o cual rumbo. No estamos hablando de moral, pensando qué rumbos están bien o cuáles están mal. Por el contrario, pensemos en que hace falta saber qué sentido se le va a dar a la vida y qué se va a hacer para encaminar la vida de cada uno.

A partir de ahí, las cosas suceden más o menos así. Cada vez que tu camino coincida con el rumbo que decidiste, te sentirás satisfecho, sereno y tranquilo, aunque lo que esté pasando no sea maravilloso; y cada vez que te alejes del rumbo que le da sentido a tu vida, te sentirás infeliz, aunque sean placenteras algunas cosas que te ocurran.

Este pequeño secreto lo extraigo de mi experiencia personal. Cuando uno lee Cartas para Claudia, el primer libro que escribí en mi vida (hace ya veinte años), se puede entrever que lo que daba sentido a mi vida en aquel momento era el placer y el disfrute. Tanto era así, que yo escribí en Cartas para Claudia lo siguiente: "Sólo tiene sentido aquello que me da placer. Si no me da placer, no lo hago". En ese momento yo pensaba eso; y no es que estuviera mal, simplemente estaba bien para ese momento de mi vida.

Sin embargo, un día que tenía que dictar una conferencia en una provincia bastante alejada de Buenos Aires, mientras caía una fuerte tormenta y yo estaba muy engripado, empecé a darme cuenta de que más importante que ir a aquel lugar y agradar al auditorio era el placer que me daba quedarme en mi casa con mi familia. Entonces, fiel a lo que yo pensaba y creía, me dije: "Si no me da placer hacerlo, no lo hago porque no tiene ningún sentido". Sin embargo, cuando empecé a pensar en no ir a esa charla, también comencé a darme cuenta de que, ciertamente, era más placentero quedarme en mi casa, pero que no me sentía tranquilo ni contento con mi decisión, que no estaba satisfecho, que había algo que no funcionaba. Entonces empecé a darme cuenta de lo que sucedía: no es que hubiera estado equivocado hasta entonces, sino que simplemente había cambiado de rumbo. Me importaba más llegar hasta la gente de aquella lejana provincia para decirle lo que yo tenía preparado comunicar que el placer de quedarme en mi casa.

¿Significa lo anterior que una cosa es mejor que la otra? No, sólo sucede que el rumbo se va cambiando. No se cambia en cada momento, pero hay etapas de la vida donde cada uno elige. Yo diría que hay momentos en los que nos atamos al placer, y otros en los que buscamos ciertas cuotas de trascendencia, ya sea moral, ética o espiritual (o simplemente la gloria, cada uno es libre). Algunos viven su vida tratando de conseguir algún tipo de poder, bien sea el poder para ayudar a los demás, el poder del conocimiento de uno mismo, el poder político, el poder del dinero, etc. Finalmente, algunos deciden que lo que da sentido a su vida es una misión incumplible que, no obstante, da rumbo y pone un horizonte en su vida.

Ahora bien, ¿cómo se sabe cuál es el rumbo correcto? ¿Uno va por la calle, y un día un rayo le cae y lo ilumina? No, de ninguna manera. Se trata de una decisión personal que debe tomar cada uno. Por ello, nadie nos puede decir con qué seremos felices. Es mentira que podamos enseñar a nuestros hijos qué tienen que hacer para ser felices. Como mucho, podremos contarles qué hicimos nosotros, cómo nos fue bien y mal. A todos nos ha sucedido, en algún momento de nuestra vida, que nos hemos sentido mal y hemos dicho que no nos sentíamos bien o que no éramos felices. Entonces alguien se nos acercó y respondió: "¿Tú no eres feliz? ¿Con todo lo que tienes, no eres feliz? ¿Cómo puede ser eso? Si yo tuviera la mitad de lo que tú tienes, sería muy feliz". Esa persona no entiende que, en realidad, ella sería muy feliz con esa mitad. Ahora bien, posiblemente cada uno sea único, indivisible e irrepetible, y posiblemente cada uno haya encontrado sus propias respuestas.

Para encontrarlas, por supuesto, hace falta dar el primer paso, que es conocerse. Es irremediable, si queremos ser felices, empezar por el principio, que es dedicar algún tiempo a prestar atención a saber quién soy, a mirarme de verdad y lo menos subjetivamente que pueda. Esto significa dos cosas. Por un lado, mirarme a mí mismo; por el otro, aprender a escuchar lo que los otros dicen –y ven– de mí.

Tomemos un ejemplo sencillo. Para cualquiera de los que nos conocen no demasiado cercanamente es muy difícil reconocernos por otra cosa que no sea nuestra cara. Sin embargo, sucede una cosa tan extraña y tan misteriosa como que nadie ha visto su cara directamente, sino que para ello siempre ha necesitado un espejo, una fotografía o un dibujo. Siempre ha necesitado algo que le devuelva su imagen para poder verla. Sin embargo, estoy hablando de aquello que nos define y dice quiénes somos; paradójicamente, a pesar de que otra persona y yo nos estemos mirando, ella tiene más capacidad de verme a mí que la que tengo yo, y lo mismo sucede con los aspectos psicológicos que determinan quién soy yo. Aquellos aspectos psicológicos, espirituales o mentales de la identidad que hacen que cada uno sea como es no siempre están abiertos a la mirada propia.

A veces somos ciegos a esas cosas; y la única posibilidad que tenemos para verlas es la mirada del otro (que es el espejo). Ahora bien, si nunca escucho al otro porque no quiero escuchar lo que dice o no me importa su opinión o en realidad me creo superior; o porque exclusivamente me interesa escuchar a la gente que me dice cosas buenas; o porque no me interesa la objetiva mirada de mis amigos o de mis seres queridos, entonces habrá algunas cosas que nunca sabré. Por eso, si de verdad quiero enterarme de quién soy, saber de mí y conocerme, tendría que empezar por sintonizar mis oídos y escuchar a los demás, con el fin de escuchar de verdad lo que otros dicen de mí.

Si pudiéramos hacer esto, empezaríamos a conocer algunos aspectos nuestros todavía desconocidos. Así, si cualquiera se planta frente a mí y me dice: "Bucay, eres un idiota", yo de verdad me preguntaría: "¿Soy un idiota yo?". Esto hace que uno se conozca, si bien hay que tener cuidado y desde el principio no responder, cuando el otro nos dice que somos idiotas, lo siguiente: "El idiota eres tú". Es decir, hace falta que yo vea un pedacito de esto en mí. Un amigo me ilustró esta idea hace muchos años diciendo que, cuando alguien señala a otro con el dedo, mientras su índice acusa a la otra persona, los otros tres dedos se dirigen al acusador.
Es decir, quizá yo sea muchas veces todas las cosas que señalo al otro; y no sólo las malas, sino también las buenas. Qué bueno sería hacerme cargo de que yo soy las cosas que el otro ve en mí, y también las cosas que yo digo de los demás. Conocerse es adueñarse de todas estas cosas que cada uno de nosotros es en mayor o menor medida.

Ahora bien, debemos saber todas esas cosas no sólo estáticamente, sino también para después construir con ellas lo que sigue, que es aceptarse. Aceptarse no quiere decir resignarse, dar algo por hecho y dejarlo en ese lugar, sino tomar conciencia del punto de partida de las cosas. ¿Cómo puede una persona dejar de estar gorda si primeramente no acepta que lo está? Aceptarse es perder la urgencia y el enojo porque las cosas son como son. Aceptarse es no enojarse con la realidad. Si me enojo, no construyo. Quien está enojado está irritado como los ojos cuando les entra arenilla. Es decir, la persona enojada está tensa y contesta destempladamente; y, además, esa "basurilla en el ojo" le impide ver con claridad.

Por tanto, la persona que acepta está en condiciones de hacer lo necesario para empezar a cambiar. Paradójicamente, aceptar es poder empezar a cambiar; y no aceptar es quedarse con la idea de que, aunque algo no puede ser, tampoco hay por dónde empezar a cambiar. Quien de verdad quiere crecer y desarrollarse, debe aceptar la realidad tal como es.

Enrique Mariscal, terapeuta argentino y amigo mío, dice que los hombres y las mujeres necesitan para crecer H2O. Ahora bien, Mariscal continúa diciendo que, a diferencia del H2O de las plantas, el H2O de los hombres y de las mujeres no está formado por dos átomos de hidrógeno y uno de oxígeno. Por el contrario, nuestro H2O está compuesto por una primera H de honestidad; si quieres crecer, debes aceptar honestamente que las cosas son como son, dejar de mentirte y engañarte, y de engañar a los otros. Debes enfrentarte con la verdad honestamente.

La segunda H es la de humildad; si quieres crecer, vas a tener que agregar humildad a tu vida, saber que tienes tus capacidades y tus discapacidades, saber que tienes lados flacos, que tienes que poder pedir ayuda y aceptar que te equivocas, debes aceptar humildemente que necesitas de los otros.

Por último, la O de esta peculiar fórmula es la O de osadía; hay que tener el coraje de enfrentarse con lo que la vida te enfrente, la valentía de no salir corriendo, de no dejar la tarea difícil en manos de otros. Debes aprender a hacerte cargo de lo que la vida te pone enfrente.

Esta agua así formada (humildad, honestidad y osadía) es lo que cada uno necesita para conocerse, saberse y aceptarse tal como es. Dice la Biblia dos cosas que suelen ser tomadas como contradictorias. En un lugar, la Biblia dice "sólo se ama aquello que se conoce". En otro lugar, la Biblia dice "sólo se conoce aquello que se ama". Yo apostillo que son la misma cosa: conocer verdaderamente termina haciendo amar lo que se conoce, y amar verdaderamente hace que se conozca lo amado. Por tanto, habrá que dejar de tener miedo, porque el camino de conocerse y de aceptarse llevará a la persona a valorarse, a tener ciertas cuotas de sano amor propio, un amor desde el cual saldrá el amor por los demás.

Alguien creerá que estoy haciendo apología de la mezquindad, del individualismo y de la egolatría. Como terapeuta sé que mi amor por los demás se puede nutrir solamente del amor que yo he aprendido a tener por mí. Pensar que alguien que se quiera a sí mismo no puede querer a los demás es pensar que nuestro amor tiene una cuota limitada, es creer que, si uno tiene dos hijos, no puede tener tres porque deberá restar amor a los dos primeros para dárselo al tercero. Todos sabemos que eso no es verdad. Nuestra capacidad de amar es infinita.

Por lo tanto, hay espacio para quererse, cuidar y ocuparse de uno. Sólo queriéndote podrás saber que eres protagonista de tu vida, te guste o no. Cuando te enteres de ello podrás aceptar que, además, tienes una importante participación en el guión de esa película. Cada uno es corresponsable de todo lo que le pasa. Quiero decir que, si bien es cierto que no se es el único responsable, siempre hay un pedacito de responsabilidad, aunque el porcentaje varíe; y hace falta que esto se asuma porque, si es así, también se asumirá que se es cómplice de lo que sucede, y, por tanto, nos daremos cuenta no sólo de la responsabilidad que tenemos, sino también del poder que ejercemos sobre nuestra propia vida, y no sobre la de los demás. Dejemos que cada uno sea responsable de lo que hace y de lo que dice, y también de lo que no hace ni dice. Hagamos que cada uno sea dueño de sus sentimientos.

Ahora bien, aviso que nadie llega a la felicidad en soledad. Nadie llega a ser feliz sin haber podido compartir algo con otro. Es muy poco probable ser feliz si nunca se ha tenido un compañero o una compañera de ruta. De todos modos, también debo aclarar que nadie pertenece a nadie. No me gustan las relaciones de pertenencia; me parecen mejor las relaciones de compañía –una gran palabra, además, puesto que "compañero" significa etimológicamente "el que comparte el pan"–.

No me gusta que me carguen con responsabilidades que no me correspondan. Siempre digo que hay que tener cuidado con esa gente que se acerca y nos dice lo que más nos gusta oír, como por ejemplo: "¡Me haces tan feliz!". Si el otro –sabiendo que es mentira– responde para devolver la misma moneda algo parecido a "tú a mí también", no se dará cuenta de la trampa en la que estará cayendo en ese preciso momento. Quizá parezca una situación idílica, pero dos semanas, dos meses, dos años o veinte años después, el otro dirá: "Me has hecho infeliz toda la vida". "Pero si yo no tengo tanto poder para hacerte infeliz", contestará el segundo. A lo que el otro replicará: "Si tenías el poder de hacerme feliz, ahora tienes el poder de hacerme infeliz".

Qué bueno sería empezar por ahorrarse problemas. La lección que debemos extraer del amor y la felicidad es que hay que aceptar a la persona que está a nuestro lado tal como es. La próxima vez que alguien se acerque con cara de carnero degollado a decirnos "me haces tan feliz", lo más útil es responder: "¿Yo? Para nada. Yo no tengo nada que ver". De lo contrario, para hacer feliz "de nuevo" a esa persona, habrá que cambiar y parecerse al que quiere que seamos. Esto constituye un gran error porque, si hay algo necesario para tener un compañero de ruta, ese algo es ser capaz, a partir de aceptarse a uno mismo, de aceptar al otro tal como es.

Hay otra mentira muy extendida que consiste en pensar que queremos que la persona cambie por su bien. Se suele expresar de esta manera: "Él es tan maravilloso que, si cambiara estos dos o tres detalles, sería perfecto. Y yo quiero ayudarle a que sea perfecto". Sin embargo, no funciona, y casi resulta más económico buscar a otra persona que ya haya cambiado.

En una reciente entrevista en la que me preguntaban cómo definiría el amor respondí lo siguiente: "El amor es la decisión de luchar por un espacio de libertad para que alguien decida lo que más le apetezca aunque no sea lo que a mí me conviene". Eso es el amor. Si uno es capaz de amar de esa manera –todos los que alguna vez hemos sido amados de esa manera sabemos de qué se trata–, podemos tener compañeros de ruta a los que no hay por qué poseer, personas con las que podemos seguir siendo protagonistas de nuestra vida. Y podemos desear, renovar y construir relaciones de amistad, relaciones de padres e hijos, relaciones de pareja que nos permitan crecer en esa dirección de ser felices, de no perder.

Además, si sucede que el otro o la otra toman una dirección diferente de la nuestra, o decide que no quiere más nuestra compañía o, por desgracia, fallece antes de que yo pueda aceptarlo, vamos a tener que hacer algo más si queremos ser felices. Vamos a tener que aprender a dejar atrás aquello que no está; no se puede ser feliz cargando la dura mochila de todo aquello que ya no está con nosotros, ni se puede reconquistar la felicidad si seguimos anclados a algo que alguna vez tuvimos y hemos perdido, a alguien que alguna vez fue la persona que más quisimos y que se murió, que nos ha dado todo lo que nos ha dado y que hoy no está con nosotros.

Habrá que aprender a llorar por los que no están, pero también aceptar que no están, y aprender a no quedarse atado y pegado a los que no están. Este camino, que yo llamo "el camino de las lágrimas", es posiblemente el espacio más difícil de transitar. A veces alguien que ha perdido un ser querido me dice que nunca más va a ser feliz. Entonces yo le respondo siempre que luchar por ser feliz es una manera de honrar al que no está, y que no tiene el derecho –sino la obligación– de ser feliz, sobre todo en honor a quien ya no está.

Una vez, una mujer que visitó mi consulta lloraba por lo que, como médico psiquiatra, considero que es el mayor dolor que puede sufrir una persona: la muerte de un hijo. Se le había muerto un hijo muy pequeño en un accidente; y a pesar de que hacía meses y meses que había sucedido, ella me confesaba que no podía parar de llorar. Yo, que muchas veces me quedo sin palabras, le conté un cuento que había leído mucho tiempo atrás. Habla de un señor que había perdido un hijo de cinco años y que no podía dejar de llorar. Cada noche, cuando se acostaba, lloraba; y se quedaba dormido mientras lloraba; y se despertaba al poco rato y seguía llorando y llorando.

Una noche, su ángel de la guarda se le aparece; le acaricia la cabeza y le pregunta qué pasa. Entonces responde: "No puedo seguir. No puedo vivir más. Necesito verlo; aunque sea sólo una vez más, necesito verlo".

Entonces, el ángel de la guarda lo coge de la mano y lo eleva hasta el cielo. Y cuando llegan a él, van a una calle con paredes muy blancas y un adoquinado de oro, y el hombre pregunta: "¿Qué hacemos aquí?". Y el ángel de la guarda le responde: "Espera y verás". De repente, dando vueltas a la esquina empiezan a aparecer un montón de niños y niñas de entre tres y seis años, todos pequeños. Cada uno de ellos viste de blanco y tiene un par de alitas muy pequeñas y una aureola en la cabeza. Desfilan frente a ellos. Llevan una larga vela encendida en su mano. Caminan en columnas de a cinco y empiezan a pasar delante del hombre. Éste pregunta: "¿Qué es esto?".

"Éste es el desfile de todos los que han muerto siendo niños. Pasan por aquí cada día y desfilan para nosotros. Es una de nuestras alegrías", responde el ángel. Y entonces el hombre dice: "¿Y mi hijo?". "Está entre ellos. Ya lo verás", contesta. Y de repente el padre ve venir a su hijo; lo ve venir como todos, con su vestimenta blanca, sus alitas y su aureola, su vela en la mano. Sin embargo, le sorprende ver que la vela de su hijo es la única que permanece apagada, la única que no tiene luz. Él respira profundo. El nene lo ve, lo saluda, se acerca a él, lo abraza. Él llora otra vez. Y le pregunta nada más que esto: "¿Cómo estás?". El hijo le dice: "Bien, papá". Y el padre le pregunta: "¿Por qué tú no tienes luz? ¿Por qué no encienden tu vela como encienden la de los otros?". Entonces el niño le explica: "La encienden igual que la de los demás, cada día. Pero de noche, tus lágrimas apagan mi vela. Deja ya de llorar".

Esta mujer me confesó que encontró en este cuento una excusa para poder retomar su camino, para poder darse cuenta de que quizá una manera de homenajear a los que no estaban no era quedarse llorando compungidamente, sino encontrar la posibilidad de hacer del duelo algo fecundo.

Conocerse, aceptarse y quererse. Hacerse protagonista del guión de la propia vida. Encontrar compañeros de ruta. Ser capaz de amar comprometidamente. Dejar atrás aquello que no está y animarnos a poder seguir adelante en el camino cuando se ha perdido lo que hemos querido. Reconocer el propósito de nuestras vidas, aquello que le dará sentido.

Resumiendo todo lo dicho, acaso para ser feliz hacen falta solamente dos condiciones. La primera es ser agradecido. La segunda –para mí imprescindible– es aprender a no dudar del resultado final. Si hay algo que quieres, que deseas, que necesitas, que te gustaría, que de verdad es importante para ti, y si ese algo no es un imposible que te has inventado, quizá si aprendieras a confiar en tu capacidad y en tus recursos y a apostar, acaso el final de la historia, de esta película cuyo guión tú estás escribiendo, no sea tan terrible. La felicidad no es un derecho, sino una obligación. La felicidad es el único precio que hay que pagar por estar vivos.

Voy a contar un cuento que me llegó por Internet hace un par de años. Contaba una historia preciosa, pero tenía un final violento y muy desagradable, por lo que decidí, como muchas veces hago, volver a contar la historia de otra manera. Me alegró mucho, hace un par de meses, cuando me volvió otra vez el cuento por correo electrónico, comprobar que ahora el final con que terminaba era el que yo había inventado. Es una historia que habla de tiempos mágicos, cuando la magia era un hecho real. Habla de los tiempos del rey Arturo, de príncipes, princesas, dragones y caballeros, cuando el hechizo y la brujería eran parte real de la vida cotidiana, y no una superchería.

En este cuento, el rey Arturo está muy enfermo; de hecho, agoniza en cama. Los médicos de la corte han venido a verlo, pero nadie consigue diagnosticar la enfermedad. Se han intentado todos los remedios conocidos, le han recomendado las cosas más extrañas; pero está cada vez peor. Finalmente, Arturo ha caído en cama, casi no despierta, duerme todo el día y los médicos temen que el final esté cerca. Arturo es un rey muy querido entre los caballeros de la Mesa Redonda, que lo tienen como su ídolo y su modelo.

Un día, mientras los sirvientes terminan de acomodar las cosas del rey, uno de ellos le dice al otro: "Se va a morir". Ahí está sir Galahad, que es el mejor amigo del rey Arturo, y su compañero de batalla. Como no puede soportar que alguien diga algo así, se acerca el paje y le que dice: "Que sea la última vez que dices eso en mi presencia. El rey tiene que salvarse". Sin embargo, el paje responde: "He visto por lo menos seis o siete personas con este mismo mal, y cinco de ellas se murieron". "¿Ves? Hubo alguna que se salvó. Tiene que haber algo que se pueda hacer. ¿Cómo se salvó esa persona?".

Y entonces el paje responde: "Sucede que el rey no está enfermo. El rey está embrujado. Por ello, ningún médico lo puede sanar, solamente podría curarle un brujo más poderoso que el que lo encantó". "Sí, pero tiene que haber algún brujo en este reino. ¿No está Merlín?". "No, Merlín ha partido, y dijo que no volvería hasta dentro de dos primaveras. Lamento deciros que para entonces el rey...". "¡Pero tiene que haber algo!", exclama el caballero.

Entonces el sirviente se anima a decirle: "Sí, lo hay. La bruja que vive en la montaña". Pero ¿quién se animaría a ir a buscar a la bruja? "La bruja odia al rey", responde Galahad, "no tendría ninguna razón para querer salvarlo. Además dicen que te mira, que te paraliza en el aire; dicen que te devora los ojos literalmente, que hace conjuros extraños y que tira tu cuerpo a los perros que tiene en la cueva. ¿quién se animaría a ir a verla?".

También Galahad siente miedo. Pero se trata de su amigo el rey, su compañero de aventuras, aquel a quien debe la vida muchas veces. Entonces monta en su caballo y va hasta la cueva. Apenas llega, el día, que era soleado, se vuelve oscuro; las nubes rodean la cueva, los buitres empiezan a revolotear en torno al caballero, que siente estremecimientos y un frío de nevera que sale de la cueva. Armándose de coraje respira y entra dentro de la cueva. Chapotea en el barro; algunos murciélagos pasan cerca de él. Cuando se adentra en la caverna, el espectáculo que ve es terrible: hay esqueletos colgados por todas partes, cientos de velas y de antorchas encendidas, y en el medio de la cueva una bruja vestida de negro, con la túnica muy larga, encorvada sobre sí misma, con los ojos muy pequeños, los dientes muy apretados y negros, las manos en forma de garra, el pelo pajizo, la nariz muy larga y llena de granos, un enorme sombrero negro.

Lo mira y pregunta retadora: "¿Qué quieres?". El caballero tiembla al escuchar esa voz y le dice: "Vengo a pedir tu ayuda". "¿Vienes por tu amigo el rey? Tu amigo el rey está hechizado por un encantamiento que yo no realicé, pero que está bien hecho. Se va a morir. Y me alegro", contesta la bruja. "Por favor", le dice el caballero, "te pido que le ayudes". "¿Por qué habría de ayudarlo?". "Me ha expulsado mil veces de palacio, él no me quiere y yo tampoco a él. No tengo ninguna razón", responde airada.

"Pídeme lo que quieras, pero ayúdalo", suplica Galahad. Entonces la bruja mira al amigo del rey. Es joven, apuesto, realmente hermoso, alto, vestido gallardamente. "Tengo una proposición que hacerte". "Lo que me pidas", dice Galahad, "si está dentro de mis posibilidades". "Lo está", dice la bruja. "Si yo sano al rey, tú te casarás conmigo".

Galahad no puede creer lo que escucha, no había pensado en esa posibilidad. Sin embargo, es su amigo el rey quien se encuentra en peligro de muerte, así que Galahad respira hondo una vez más y le dice: "Sí. Si curas al rey, serás mi esposa". La bruja no puede creer lo que oye. A toda velocidad introduce algunas cosas dentro de su bolsa y dice: "¡Vamos!".

Salen los dos de la caverna, y la bruja empieza a caminar hacia el palacio. Galahad le dice: "Un momento. Si es verdad que vas a ser mi esposa, y no dudo que vas a curar al rey, es bueno que te acostumbres". Entonces la toma por la cintura y la sube encima de su caballo. Él camina mientras la bruja, orgullosa, va montada a caballo. Cuando pasa al lado de algunos campesinos, éstos se ríen burlonamente, le gritan, le abuchean y algunos se animan a lanzar alguna verdura a su paso. Galahad salta encima del campesino que le ha arrojado la verdura, lo agarra de la solapa, lo levanta en el aire y le dice: "¡Cuidado! Esta mujer está bajo mi protección. Quien la ofende me ofende, y deberá batirse conmigo en duelo". "¡Perdón!", exclama suplicante el campesino. "Es mejor que hagas correr la voz. No quiero matar a nadie esta tarde".

Mientras se difunde la noticia, Galahad y la bruja llegan a palacio. Entran dentro de los aposentos reales. El rey, literalmente, agoniza. La bruja prepara un brebaje con algunos ingredientes que trae, llena con él un frasquito y se lo da de beber en la boca al rey Arturo. "¿Y ahora?", pregunta Galahad. "Ahora hay que esperar a mañana. Me voy de vuelta a mi cueva. Avísame si sucede algo". "¿Por qué no te quedas aquí?", le dice Galahad. "Porque no quiero que alguno de mis enemigos me mate durante la noche". "Nadie te va a tocar", responde Galahad: "Estás bajo mi protección". Y sacando la capa, la tiende a los pies de la cama del rey. Se quedará toda la noche en la estancia, custodiando a ambos.

A la mañana siguiente, el rey se despierta. Lo hace por primera vez en semanas. Golpea las manos, los pajes entran: "Traedme de comer y de beber. Tengo hambre y sed". Después mira a los pues de la cama y ve a Galahad. "¡Galahad, ¿cómo estás?! Parece que no hubiera comido en semanas". "No comiste en semanas", responde Galahad. "Bueno, no importa. Iremos de caza, iremos a tantos lugares, haremos tantas cosas juntos. ¡Me siento tan bien".

Entonces la bruja se levanta de los pies de la cama, y el rey la ve. Le recrimina su presencia: "¿Qué haces aquí? Te he dicho mil veces que no eres bienvenida, así que ¡fuera de mi...!". Pero no llega a decir "palacio" porque Galahad le pone la mano en la boca y le dice: "Tú puedes echarla si quieres, pero quiero que sepas que, si ella se va, también yo me iré". "Pero... ¿qué estás diciendo? ¿De lado de quién estás?". "Sucede que esta mujer que está aquí es mi futura esposa". "¿Qué? ¿Tu futura esposa? ¿Te has vuelto loco? Te he presentado a las princesas más hermosas del reino, a las más ricas, a las más jóvenes, a las más bellas. A todas has dicho que no. Y ahora te vas a casar con... ¡esto! ¿Cómo puede ser?". Y entonces la bruja dice: "Es el precio que pagó para salvarte".

"¡Me niego!", exclama el rey. "No puedo permitirlo. Mi vida no vale tal sacrificio, de modo que te prohíbo que lo hagas". Y Galahad le dice: "Majestad, le he dado mi palabra a esta mujer de que, si te salvaba, me casaría con ella; la verdad es que ella ha cumplido y se merece recibir su recompensa". "Te lo prohíbo como rey". Pero Galahad concluye: "Hay una sola cosa en la vida que es más importante para mí que una orden tuya. Es mi palabra. Y voy a cumplir con ella".

"Tiene que haber algo que yo pueda hacer", se ofrece el rey. "Sí. Podrías casarme mañana en la parroquia real. Sería un gran honor".

A la mañana siguiente, en presencia del capellán y del rey, los novios celebran la ceremonia de casamiento. El rey abraza a Galahad, le agradece lo que está haciendo y le regala un carruaje para que llegue a la casa que le acaba a regalar junto al río, lejos del palacio, lejos del pueblo, puesto que no quiere que nadie le vea ni se burle de su amigo Galahad. Éste despide al cochero y ayuda a su esposa a subir al carruaje; manejando él mismo las riendas, llegan hasta la cabaña que va a ser su casa, y, una vez allí, detiene el carruaje, se bajan y, como era costumbre entonces, coge a la esposa en brazos y, para que no toque el umbral, abre la puerta de la cabaña y la deja dentro. A continuación dice: "Ahora mismo vuelvo", y se va.

Sujeta los caballos, se aleja unos pasos, contempla cómo el sol se pone. Poco después, entra de nuevo en su casa. El fuego de la hoguera está encendido y de pie, frente a las llamas, ve la espalda de una mujer muy alta, muy rubia, vestida con un tul blanco que, a transparencia del fuego, muestra unas curvas femeninas increíbles.

Galahad se sorprende: "¿Dónde está mi esposa?". La mujer se da la vuelta. Es rubia, hermosa, la piel muy blanca, los ojos celestes, grandes y luminosos. Galahad se da cuenta de que, si el amor a primera vista existe, esto es lo que está sintiendo. Se está enamorando, pero insiste: "¿Dónde está mi esposa?". Y entonces la hermosa mujer, con una voz increíble le dice: "Tu esposa soy yo".

Galahad no ceja: "Sé con quién me he casado, y no me gustan estos trucos. No me he casado para hacer magias ni brujerías, sino que quiero ver a mi esposa". Entonces la mujer le dice: "La mitad del tiempo soy aquella que conociste, y la otra mitad del tiempo soy ésta que ahora ves. Sin embargo, has sido tan amable y tan generoso conmigo que, como eres mi esposo y lo serás para siempre, y yo creo que por tu amabilidad te amaré para siempre, quiero que seas tú quien elija. ¿Quién quieres que sea? ¿Quieres que sea ésta de día, y la otra de noche, o prefieres que sea ésta de noche y la otra de día?

Galahad se queda pensativo. Difícil dilema. ¿Qué hacer? ¿Elegir que sea la bella de día y pavonearse por el pueblo y en palacio, siendo la envidia de todos, y padecer el silencio en la noche, la tortura de estar con la otra, a la cual él se había resignado? ¿O acaso es mejor que no importe nada lo que diga la gente, ser objeto de la burla de todos, pero disfrutar en la intimidad de la noche de la compañía de esta mujer de la cual ya se ha enamorado? Difícil elección.

Finalmente, concluye: "Como eres mi esposa y lo serás para siempre, como sólo por esto, pero también por aquello, te amo y te amaré para siempre, quiero que seas la que tú decidas ser en cada momento".

Dicen que, cuando la bruja escuchó esta respuesta de su amado marido, decidió ser siempre la más hermosa de las dos, que era la que más gustaba a Galahad.

Y yo digo que, en este camino que todos debemos recorrer para ser felices, hará falta encontrar algunos compañeros de ruta.

Mi propuesta final es que elijamos a aquellos compañeros de ruta a quienes podamos decir "quiero que seáis quienes queráis ser en cada momento". Asimismo, debemos elegir a aquellos que nos puedan decir "quiero que seas quien quieras ser en cada momento". Porque solamente cuando nosotros, los demás y todos tengamos la posibilidad y la libertad de elegir ser quienes queramos ser en cada momento, seremos príncipes y princesas, y no más, ogros ni brujas malvadas.




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