RESEÑA: Un féretro en el tocador de señoras

Un féretro en el tocador de señoras de Regina Roman es una novela fresca y divertida, una novela por la que ha apostado la Editorial Círculo Rojo y a la que agradezco que me lo mandara. Esta novela es completamente diferente a cualquiera que me haya leído antes y estoy encantada.

Autor: Regina Roman

Editorial: Círculo Rojo

nº páginas: 253

ISBN: 978-84-92849-67-3

¿Qué hacer cuando te peleas  con tu rica familia y te vas de casa?

Sencillo, irte a vivir con tu novio.

¿Qué hacer cuando la vida junto a tu novio pijo se hace insoportable?

Sencillo, pillarte tu propio apartamento.

¿Qué hacer cuando un fantasma revoltoso se instala en tu piso y te encarga una misión suicida?

La cosa se complica...bastante

 Esta historia es narrada desde el punto de vista de Olivia de Tailer, una chica de unos veinti cinco años que acaba de acabar la carrera de derecho y de la que su padre espera que se presente a las oposiciones a notaría, y aunque en un principio es lo que ella quería, acaba rebelándose, porque aunque sea una niña pija de papa al principio, lo cierto es que, durante el transcurso de la novela, este personage va evolucionando, de no hacer nada por si misma a luchar por lo que quiere conseguir. Aunque el espíritu luchardor lo ha tenido siempre. Luego esta su novio, Gonzalo, otro niño pijo que no la entiende y que cree que su novia a perdido el norte por completo, y aunque viven juntos durante una temporada, sus personalidades, intereses y demás chocan y ella acaba buscandose un piso en el centro de Madrid. Algunos de los amigos, más bien "amigas" que les rodean son: Amparo, otra niñita de papa que parece encantadora delante de los chicos pero que en realidad es una vívora y parece tenerle cierta envidia a la protagonista, aunque no abarca algo más de acción tras pasar algo más de la mitad de la novela. Luego esta la dulce Marina, una chica que Olivia se encontró por casualidad en un café y que acaba siendo una buena amiga. También esta Luis que aparece casi al final de la novela, pero que acaba teniendo una importancia enorme para la resolución de todo. Y por último...mi personage favorito: Gilda. Un personage a quien le he cogido mucho cariño desde el primer momento que apareció y con el que me he reído y me he encariñado hasta la médula.

La novela, en casi toda su totalidad, transcurre en Madrid, a excepción de cuando se van de viaje a Mónaco por un asuntillo, no tan pequeño como el diminutivo que he utilizado. Todo empieza pareciendo que Olivia no podría pedir más en su vida, pero en su interior, como si hubiera una vocecilla que le hablara, resurge una rebeldía desenfrenada que pone patas a riba su vida, aunque en realidad, enfadarse con su padre para posteriormente irse de casa, vivir con el novio, irse de casa de novio y encontrar un pisito donde reside un fantasma la mar de entrañable nos da ha ver como la vida, realmente es una montaña rusa de sensaciones y experiencias. Pero todo esto hace que el personage madure y evolucione durante la novela. En realidad, empieza cuando Olivia, muy cabezona ella, decide no ser opositora a notario, sino hacer carrera en el mundo del cine a lo que su padre se opone diciendo que...bueno, lo más despreciable. Entonces, Olivia, que siempre había contando con el apoyo de su familia se encuentra sola persiguiendo un sueño que nadie apoya, a excepción de su novio que aunque la cree algo tarada, quiere vivir con ella y casarse. Pero las cosas no funcionan, Olivia entra en un mundo que va con ella, y ya no se deja llevar por los deportivos último modelo, ropa de diseño y los accesorios más caros del mundo, sino que se va volviendo más sencilla.

En conclusión, que no solo es un libro la mar de divertido, sino que también es un libro que me ha hecho plantearme muchas cosas aunque no lo parezca. Es un libro que recomiendo encarecidamente a todos aquellos que quieran pasar un rato estupendo rodeados de valentía, coraje, risas, elegancia y amor.

"Se acabó aprovecharse de Olivia. Se acabó, lo juro por la cobertura de mi móvil."

Nota: 5/5

Con cariño,

Merielle